La Flor del Henequén

De Miguel Caamal

“Me llamó la atención una pila de jaulas en el fondo del establecimiento y, creyendo que serían pájaros, me acerqué a curiosear. Grande fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que eran víboras, serpientes de todos tamaños y colores que se retorcían entrelazadas ofreciendo un espectáculo fascinante pero sobrecogedor. El gordo cantinero se acercó presuroso a mostrarme una jaula en especial; la sacó del conjunto y la puso sobre el mostrador; mis ojos se abrieron como platos al observar, incrédulo, una gruesa víbora de cascabel bicéfala que me produjo escalofríos involuntarios. Me quedé sin palabras para describir lo que veía y sólo atiné a decir:

“¿Fantástico esto? ¡Se ve que no has visto nada! –exclamó el cantinero.”






REGRESAR